—Por supuesto, si no quieres, está bien. Solo me estoy perdiendo una oportunidad de negocio. Tómate tu tiempo para pensarlo, no hay prisa por darme una respuesta.
—Está bien, ve a descansar. Buenas noches. —Acariciando su cabeza, Chai Xiyang pasó por su lado hacia las escaleras.
Qiao Ning miró su figura alejándose, con una expresión compleja.
Chai Xiyang, ¿por qué... no me odiaste?
¿Por qué me estás dando esta oportunidad?
¿Por qué…
...
Esa noche, Qiao Ning no tuvo más remedio que quedarse en la residencia Chai.
Se acostó en la cama, incapaz de dormir durante mucho tiempo.
Antes de hoy, pensaba que su vida no era más que oscuridad y que la esperanza se había desvanecido.
Pero luego Chai Xiyang le ofreció una oportunidad para cambiar las cosas.
Se sentía irreal, como si un pastel cayera del cielo.
Aun así, quería aprovecharla.