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24.39% Instituto Furry / Chapter 10: Moneda al aire

Chapitre 10: Moneda al aire

Narra Dante

El sábado ya había pasado, y el domingo daba comienzo, me había despertado hace ya algunos minutos, me encontraba desayunando con mi mejor amiga y con mi madre, lo que podríamos llamar una mañana tranquila.

—Denise, sé que lo he dicho miles de veces, pero en serio me encanta su comida —dijo Glorland degustando su desayuno con entusiasmo.

—Gracias querida, siempre me esmero a la hora de cocinar, más para los amigos de mi hijo.

—¿Cuál es su secreto?

—Te lo diré porque te considero parte de la familia —dijo mi madre al mismo tiempo que bajaba el tono de su voz— Mi secreto es que hago la comida con amor —y después de pronunciar esas palabras guiñó el ojo.

—Oh, entiendo, eso lo explica todo.

—Créeme, cuando uno hace las cosas con amor es capaz de mejorar y hacer grandes cosas si uno se lo propone.

—Otra cosa que no ha cambiado en usted, sigue dando las mejores frases motivacionales —pronunció mi amiga para dar otro bocado a su comida.

—Gracias cariño...¿Y tú? —preguntó mi madre— Has pasado todo el desayuno con el celular pegado a la mano.

—Claro que no, acabo de tomarlo porque ya terminé de comer.

—Tu madre tiene razón, has estado con el celular todo el rato ¿Estás chateando con quién creo que estás chateando? —dijo con un tono burlón.

—Si, por primera vez Glorland, le atinaste.

—Aún no puedo creer que ustedes dos estén juntos, prácticamente se acaban de conocer.

—Ya te dije mamá, no estamos juntos, simplemente...es complicado.

—Hijo, se besaron y se tomaron de la mano varias veces...

—¡Y por eso es complicado!

—Aquí vamos, otro de sus dramas —bufó Glorland mientras se desparramaba en la silla.

—No es un drama, simplemente que ni yo comprendo totalmente qué pasó ayer, sí, nos besamos y nos tomamos de la mano, pero en ningún momento se mencionó la palabra "noviazgo" así que no termino de tenerlo el todo claro.

—Ay hijo, por eso siempre se tienen que hablar las cosas, de forma clara y asertiva.

—Lo sé mamá, eso es lo que estamos intentando, por eso estoy hablando con ella respecto al tema justo ahora.

—Me refiero hablarlo en persona hijo, esas cosas se tienen que tratar cara a cara, no a través del celular.

—Ay mamá, lo dices como si fuera tan fácil.

—Ya te lo he dicho, la salida fácil no siempre es la mejor.

—Tu madre tiene razón, Dante, si pueden hablar normal por chat háganlo, pero ese tema en específico trátenlo en persona.

—Bien, está bien, eso haré, tendré que pensar específicamente qué le diré y cómo se lo diré —procedí a beber un poco de mi jugo de naranja cuando noté que había recibido un mensaje de Taylor, abrí su chat para poder leerlo y me sorprendí un poco, lo cual tanto Glorland como mi mamá notaron.

—¿Qué pasa hijo? ¿Por qué tienes esa cara?

—Nada, recibí un mensaje de Taylor, dice que si puede venir acá para hablarme de algo importante.

—Vaya, si quiere venir acá para hablar contigo debe ser importante de verdad, dile que sí, no hay problema.

—Gracias mamá, en serio te lo agradezco.

—Descuida, sabes que siempre te animo a que ayudes a los demás siempre que puedas.

—Eres la mejor mamá del mundo.

—Lo sé —dijo mi mamá mientras me guiñaba el ojo y bebía un poco de su café.

...

Después de haber terminado de desayunar le ayudamos a mi mamá a lavar y secar los platos y recoger la mesa, además de confirmarle a Taylor que si podía venir a casa para platicar, aún seguía con la intriga de saber qué era ese asunto tan importante del que me tenía que hablar.

Pasados unos minutos escuché como alguien tocaba el timbre así que me dirigí a la puerta de mi casa para abrir y efectivamente era ella.

—Buenos días Dante.

—Buenos días Taylor.

—¿Puedo pasar? —preguntó ella notablemente nerviosa y algo agitada.

—Claro, adelante, pasa.

—Gracias —dijo al mismo tiempo que entró a la casa.

—Si quieres vamos a mi cuarto para hablar en privado.

—Claro, solo déjame saludar a tu mamá.

—Adelante.

Inmediatamente ella fue y saludó a mi mamá, platicaron brevemente y ella se despidió de un abrazo, luego ella me acompañó a las escaleras para subir a mi habitación. Una vez ahí me senté en mi cama y ella en mi silla giratoria frente a mi escritorio.

—Y bien...cuéntame, ¿Qué te trae a mi morada el día de hoy?

—Pues...pasó algo...ayer.

—¿Algo bueno o algo malo?

—No sabría decirte...

—Ya veo...empieza por contarme qué pasó.

—Está bien...¿Recuerdas a Rosé? —preguntó un poco nerviosa mientras su cola se movía agitadamente.

—Si, nuestra amiga, la que me presentaste en las maquinitas y que llevaste a la cena grupal hace dos días —respondí un poco confundido por su pregunta.

—Exacto, esa Rosé.

—Bien ¿Qué pasó con ella?

—Verás, yo...joder...¿Por qué se me complica tanto decirte esto?

—A ver, relájate, respira un poco, o si no acabarás desmayándote.

—Está bien está bien —dijo para inhalar mucho aire y exhalarlo consiguiendo así relajarse un poco— A ver, creo que ya lo notaste pero yo...no soy igual a otras chicas.

—Si, lo noté desde que te conocí.

—Si, pero no hablo de eso, hablo de que hay cosas de mí que todavía no sabes.

—¿Si?...

—Una de esas cosas es que yo...pues...digamos que tú y yo buscamos lo mismo.

—¿A qué te refieres?

—A que tú y yo...tenemos gustos en común.

—Si, a ambos nos gustan los videojuegos, el anime, las series y...

—No hablo de eso Dante —interrumpió para seguir hablando a lo cual yo le hice un gesto para indicarle que continuara— Me refiero a que...yo...pues...me gustan las chicas.

Me quedé un rato en silencio viéndola mientras ella hacía lo mismo, esperando una respuesta de mi parte.

—¿Y bien?... —preguntó expectante Taylor.

—¿Bien qué?

—¿No piensas decir nada?

—¿Qué quieres que diga? Ya lo sabía.

—¿Qué? —preguntó sorprendida.

—Si, lo supe desde el primer día, era algo obvio de hecho.

—¿Tanto se me notaba?

—Siéndote sincero sí, no es como que lo grites a los 4 vientos o algo así, pero pues, no es sorprendente.

—¡Rayos!

—¿Pero por qué te enfadas? No tiene nada que ver contigo, simplemente soy muy observador.

—¿Entonces no te molesta? —preguntó preocupada mientras bajaba las orejas y su cola se tensaba.

—¿Por qué habría de molestarme? Es tu vida, tú decides cómo vivirla y nadie puede juzgarte por ello. Eres mi amiga, si tú eres feliz yo soy feliz —dije poniendo mi mano en su hombro de forma amable lo cual hizo que su cuerpo se relajara y ella soltara un suspiro aliviada.

Luego de decirle eso ella solo me abrazó y soltó unas cuantas lágrimas, yo correspondí el abrazo y nos mantuvimos así unos cuantos segundos, para finalmente separarnos y volver a nuestras posiciones iniciales.

—C-Créeme que siento que me he quitado un peso de encima —dijo mientras se secaba las pocas lágrimas que quedaban en sus mejillas.

—Me alegra escuchar eso.

—¿C-Crees que los demás lo hayan notado también?

—No lo sé, recuerda que cada persona es un mundo, puede que si o puede que no. De igual forma no te apresures, haberme confesado eso a mí debió ser un paso importante para ti, ve diciéndole a los demás en la medida en la que te sientas cómoda ¿Ok?

—S-Si...eso haré.

—Cool, ahora, sacaste el nombre de Rosé ¿Acaso ella te...

—Esa es la cuestión —interrumpió para aclarar su garganta y poder expresarse correctamente— No sé bien qué es lo que siento, no sé si es amor o simple atracción, no lo tengo claro.

—¿Pero ella es la primera chica que te gusta o ya te gustaban las chicas desde antes?

—Desde antes.

—Entiendo. ¿Y cómo llegaste a la conclusión de que sientes algo por ella? Sea lo que sea que sientas.

—Pues...no sé el momento exacto...pero si tuviera que decir uno diría que fue la cena del viernes.

—Wow, ¿En serio? —pregunté bastante intrigado.

—Si, supongo que fue ahí...

—Ya veo. Pues es comprensible, era un lugar bastante estético, la comida era deliciosa, y tuvieron mucho tiempo para conversar a diferencia de cuando fuimos a las maquinitas.

—Pero apenas la conozco Dante, ¿Te parece normal sentirte atraído hacia alguien que no conoces de nada?

—Pues...no es tan descabellado si lo piensas, aunque suene cliché el amor a primera vista existe, algo debió llamarte la atención de Rosé cuando la viste.

—Muchas cosas, su pelaje tan suave, sus ojos tan lindos e hipnóticos, su sonrisa tan radiante, lo adorable que es, y... —describía una a una cada característica mientras movía la cola de forma animada.

—Correcto, correcto, ya me quedó clara la idea —interrumpí.

—Perdón, me emocioné jejeje.

—Se nota. Pero bueno ¿Qué te preocupa exactamente?

—¿Qué no es obvio? Me preocupa que no le gusten las chicas, ya de por sí enamorarse de alguien es un jaleo tremendo ahora imagínate hacerlo de alguien de quien no sabes si le gusta lo mismo que a ti o no.

—Es un buen punto.

—¿Qué voy a hacer? Tengo miedo, la simple idea de enamorarme me aterra, hace que se me revuelva el estómago.

—Oye, si vas a vomitar avisa, recién desempaqué todo en mi cuarto para que ahora tenga que botarlo porque está cubierto en tu vómito.

—No prometo nada —se sentó recta para volver a inhalar y exhalar provocando que su cuerpo se relajara— Quiero estar segura de lo que siento antes de siquiera pensar en qué hacer después, es todo.

—Te entiendo Taylor, no digo que esté mal que te aterre la idea de enamorarte, créeme que te comprendo totalmente, pero ya sabes lo que dicen, el corazón sabe lo que quiere y uno no elige de quién o cuándo enamorarse, una vez caes es como una moneda al aire, nunca puedes estar seguro de qué es lo que te va a tocar cuando la lanzas.

—¿Alguna otra frase cliché que tengas en mente? —dijo de forma sarcástica.

—Nop, esas son todas las que tengo —respondí de la misma forma.

—Gracioso...bueno, supongamos que lo que siento si es amor puro y duro por ella...¿Ahora qué?

—Bueno, eso tomará un tiempo saberlo, mi consejo es que te lo tomes con calma, no todas las preguntas se pueden responder inmediatamente, algunas lleva más tiempo contestarlas que otras, por ahora ve despacio y date el tiempo de conocerla más, disfruta de la amistad que tienen y luego ya se verá.

—Gracias Dante...ahora sé que tomé la decisión correcta en venir aquí y hablar esto contigo.

—Es un honor que pensaras en mí para eso Taylor, en serio aprecio tu consideración.

—Un placer...Y bueno, dime ¿Qué tal va tu fin de semana hasta ahora?

—Pues bastante bien...aunque hay un par de novedades que debería contarte yo también.

—Excelente, que empiece el chismecito.

—Jajaja.


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