—Extraño, ¡era demasiado extraño! —exclamó él.
—Era obvio que el caballero del dragón verdadero sin cabeza reconocía la ficha del caos primordial.
—Además, ¿secta Hunyuan? ¿Qué era eso? ¿Una secta? ¿Podría ser el cerebro detrás de la batalla de la Providencia? —se preguntaba Lu Ming.
En ese momento, Lu Ming pensó en muchas cosas, pero también tenía muchas más preguntas.
Sin embargo, una cosa estaba clara. Los jinetes de dragón verdadero sin cabeza parecían estar del mismo lado que la llamada secta Hunyuan. Al menos, no eran enemigos. Por eso los dejó ir.
—Este es un experto sin igual. Su alma de batalla no se disipó después de su muerte y se transformó en un jinete de dragón verdadero sin cabeza para guardar este territorio. Y, ¿secta Hunyuan? —Dandan abrió lentamente la boca, como si tratara de recordar algo, frunciendo el ceño.
De repente, Dandan levantó las cejas y sus ojos se iluminaron.
—Dandan, ¿qué recordaste? —preguntó Lu Ming.