—Entonces, volviendo a la pregunta, ¿a dónde irás después de dejar el Estado de Lujuria? —preguntó Eisheth.
—Aún no he decidido eso, pero... si tú no colocaste un espía, entonces ¿cómo sabías que no nos íbamos a quedar aquí? —respondió Nux.
—Simplemente lo adiviné —respondió Eisheth.
—¿Lo adivinaste? —preguntó Nux.
—Puede que no te conozca desde hace mucho tiempo, muchacho, pero viéndote a ti y a tus esposas, sé una cosa con certeza. No eres del tipo que puede permanecer bajo el control de alguien. Para que te quedes en nuestro Estado, necesitarías seguir no solo a mí, sino a muchas personas con un puesto más alto que el tuyo. Y eso es algo que alguien con tu personalidad puede hacer. Es bastante simple notarlo y adivinar tus acciones futuras.