Ren y los demás se sobresaltaron dentro del carruaje cuando de repente un estruendo de la voz del cochero resonó a través del espacio cerrado, cargado de alarma. —Augh... ¿Creo que estamos siendo atacados?
Ren, Evie y Elena intercambiaron miradas rápidas e inquietas. La desazón que había persistido entre ellos desde su encuentro inesperado anterior ahora había tomado una forma más ominosa.
¿Por qué el cochero estaba inseguro?
Tenían el presentimiento de que este no era un asalto al azar.
Ren giró rápidamente su mirada hacia Elena. —Quédate aquí mientras lo revisamos —dijo con firmeza. Creía que era mejor que Elena permaneciera oculta, considerando que podría ser asociada con él por la capa si alguien la reconocía.
Sin embargo, la respuesta de Elena fue resuelta, negando con la cabeza vehementemente. —Si estás preocupado por mi apariencia y la posibilidad de que alguien me reconozca —comenzó, con voz firme—, tengo una solución perfecta para eso.