Reclinada en la tumbona mientras el atardecer teñía el cielo de un naranja quemado, Lira observaba las nubes desplazándose por el cielo. La suave brisa revolvía su peluca, y podía oír las olas lamiendo la orilla, arrullándola en un estado de relajación casi trance.
Había estado sentada allí durante horas, esperando que Roz iniciara una conversación. Pero el chico solo disfrutaba del libro que leía y sus respuestas breves a sus preguntas le decían que no le gustaba ser molestado.
El corazón de Lira dio un vuelco mientras observaba a Roz. Su rostro se veía cansado y demacrado, sus ojos hinchados por la falta de sueño, y nunca se había sentido atraída por un hombre antes como lo estaba en ese momento.
Sabía que lo que sentía probablemente era culpa o algún tipo de condición llamada 'síndrome del romance de rescate', donde desarrollaba sentimientos románticos hacia quien la había rescatado.