El día en que aquellos que habían pasado a través de las Rondas de Clasificación comenzarían sus batallas individuales había llegado.
El Coliseo estaba repleto de gente, y cuando la cuenta regresiva para el inicio del torneo terminó, las luces dentro del Coliseo desaparecieron, dejando a todos en completa oscuridad.
Sin embargo, antes de que todos pudieran entrar en pánico, una voz estruendosa se extendió por el entorno, y un reflector se dirigió hacia la plataforma flotante que se cernía en el borde derecho de la arena.
—¡Damas y caballeros, gracias por venir al Torneo Lionheart! —la voz de Bruno se propagó por todo el Coliseo—. ¿Están listos para ver algunas batallas emocionantes?
—¡Estamos listos!
—¡No los escucho!
—¡Estamos listos!
Bruno sonrió mientras levantaba su mano para decirle a todos que le permitieran continuar su discurso.