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[ Relato del año 2 y 3 pasado en la cámara del tiempo ]
Los días de Max giraban en torno a la única tarea de la armonización. Desde la temprana luz del sol por la mañana que barría la llanura, hasta la tranquilidad bañada de luz lunar que se asentaba sobre la Cámara del Tiempo, Max se sentaba sin perturbaciones, cada pensamiento centrado en fusionar su energía con el viento.
Con el paso de los meses, el progreso sutil pero significativo se hizo notar. La energía de Max comenzó a vibrar con una frecuencia similar al viento, armonizando en ritmo y tono. Era como si estuviera afinando el instrumento de su vida a la gran orquesta de la naturaleza, alineando su misma esencia con la sinfonía del viento.