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—La reencarnación es una mentira —dijo Rhea, sin creer la historia de la tortuga vieja, pero la tortuga solo sonrió y continuó.
—El enfrentamiento que tuvimos cuando ambos éramos de nivel 5 fue unidireccional, me manipuló y humilló, ni siquiera podía ver los talones de Odín, mucho menos asestar un ataque adecuado. Ese fue el punto más bajo de mi vida. La única razón por la que viví fue porque Odín, en su inmenso orgullo, ni siquiera pensó que yo fuera digno de ser clasificado como una amenaza para él y, por lo tanto, perdonó mi vida. Es el defecto de los elegidos, cada uno de ellos piensa que son unos grandes que son intocables, inmatables e invencibles. Así pensaba Odín, y vaya que pagó por su arrogancia —dijo la tortuga, mientras finalmente comenzaba a formarse una sonrisa de satisfacción en su rostro como si la historia finalmente estuviera a punto de tomar un giro para mejor.