Severus tuvo que recolocar cuidadosamente a ambos niños en el último shuttle que partía hacia los dormitorios por la noche.
Para el notablemente debilitado Max y Asiva habría sido imposible luchar por un lugar en el shuttle en su condición actual, sin embargo, Severus los coló a través de la multitud que peleaba y les ayudó a conseguir un asiento.
La pareja se sentó en el último asiento de la esquina del autobús, apoyando sus cansadas cabezas el uno en el otro mientras esperaban llegar a la zona de los dormitorios, recuperando silenciosamente sus fuerzas.
Había sido un duro primer día y, sin duda, extenuante y agotador. Asiva fue castigada públicamente y perdió todos sus puntos de mérito, mientras que Max descubrió el alto costo de usar su habilidad de manipulación de sangre.
En definitiva, fue un día lleno de acontecimientos. Un año de esta rutina agotadora seguramente transformaría incluso el trozo de carbón más rugoso en un fino diamante.