La preocupación marcada en los rostros de Isola, Ceti y Merina era palpable, sus ojos miraban nerviosamente hacia Asher.
Los cinco Umbralfiendos, sin embargo, parecían sorprendidos y curiosos. Todos habían pensado que estaba acabado, pero contrario a sus expectativas, el fénix y el Consorcio Bloodburn ni siquiera lucharon, y la misión terminó antes de que se dieran cuenta.
Sylus, Orin y sus esposas solo podían intercambiar miradas confundidas, mientras Mirena ponía pucheros, rebosante de curiosidad moribunda, preguntándose qué tipo de truco había usado el Consorcio Bloodburn.
—Sí, estoy bien... —Su voz era distante, la mente aún ocupada con sus interacciones con aquella mujer. Asher, volvió de su ensueño mientras pasaba una mano por su cabello.
El recuerdo de la gentil sonrisa de la mujer, su gratitud y sus últimos momentos parecían reverberar en su mente mientras su pecho dolía.