—William ignoró todo eso y tomó nota de lo inmensamente numerosos que eran los maestros espirituales en las Tierras Abrasadoras —vio suficientes como para rivalizar varias veces con el ejército reunido por el clan Long.
Y eso era solo una pequeña parte de la verdadera fuerza que este lugar realmente tenía.
William no había encontrado un solo monstruo desde que dejó aquel campo de batalla. Cruzó una distancia que debería recorrerse en dos horas pero en cinco gracias a todos los maestros espirituales que venían del fuerte, bloqueando su camino hacia adelante.
Pero eso le indicó que al menos iba en la dirección correcta.
Era como si una presa cayera y el mundo entero se llenara de aguas corriendo rápidas y descontroladas. En el momento en que William se acercó al fuerte, no pudo evitar detenerse, mirando con admiración hacia la maravilla que tenía delante.