Actualmente Abadón estaba siendo asediado por sus hijos.
Sus dos hijas estaban sentadas en su regazo ansiosas, mientras Apofis se había reducido a tamaño de niño para poder sentarse en los hombros de su padre.
Se sentía un poco como Santa Claus con ropa roja y preguntando a los niños qué tipo de regalos querían, pero realmente no había nada que se pudiera hacer al respecto.
—Lo único que me falta es la barriga y una barba blanca —pensaba entre risas.
—Bien, ¿quién quiere ir primero? —preguntó.
—¡Quiero comer galletas en cada comida! —dijo Mira emocionada.
Nadie se sorprendió de que ella fuera la primera en hacer conocer su deseo, ni se sorprendieron por el tema.
Abadón puso una mano en su barbilla y actuó como si estuviera pensando en algo. —Hmm, en cada comida es un poco excesivo... ¿No es suficiente con que las comas por las mañanas y después de cenar?