Los ojos de Melinda se abrieron de par en par al escuchar el duro sonido que salía de la boca de Aiden. Intentó pensar en una respuesta, pero estaba demasiado atónita para hablar. Simplemente se quedó allí parada, con la boca abierta de par en par.
Melinda no sabía qué había pasado durante esos cinco años de ausencia, pero una cosa era segura. Aiden ya no tenía miedo. El joven y quebrantado hombre que había conocido años atrás se había transformado en ese hombre frío y excesivamente confiado. Sin embargo, una cosa que notó fue que su cuerpo apenas había cambiado.
No tenía ni idea de cómo era su rostro ya que estaba oculto detrás de su habitual Máscara de Segador. Pero era como si Aiden no hubiera envejecido en los años que habían pasado.
—Siempre me sorprendes cada vez que te veo... pensar que eras un Nightshade desde el principio —dijo Melinda.