Después de murmurar eso, Aiden levantó la vista con una expresión seria en sus ojos—iba a matar a ese pulpo en unos segundos.
Se lanzó mientras esquivaba ágilmente el primer tentáculo que llegó a su trayectoria, después de todo no pudo cortarlo—luego había otro en su camino, y otro, y otro—Aiden tenía cierto impulso pero cada esquiva le hacía perder un poco de él.
Esas esquivas eran las dos caras de una moneda—por un lado él vivía gracias a su esquiva y por el otro, no podía matar al pulpo frente a él—estaba atrapado mientras retrocedía rápidamente al darse cuenta de que su plan no funcionaría.
Había intentado volar después del salto, pero eso tampoco funcionó... incluso hizo que fuera más fácil para el monstruo alcanzarlo ya que no estaba tan acostumbrado a volar como a saltar.
Aiden y el pulpo estaban en un punto muerto, mirándose el uno al otro, sin un solo movimiento de ninguno de ellos—analizando el más mínimo movimiento que pudieran realizar.