En medio de esta situación inesperada, Rain se encontró sonriendo. Aunque no había predicho estas circunstancias, había hecho ciertas preparaciones en caso de que su magia volviese a ser sellada nuevamente. Su rostro se mantenía oculto bajo una capucha, y había escondido algunas esferas de hielo en sus bolsillos, listo para enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir.
No tardó mucho en que los guardias se percataran de él, y ya que ese era el caso, Rain no tenía que ser silencioso más. Saltó a través de las ventanas de la casa e invadió la propiedad.