Al oír las palabras de Magnus, Atticus se quedó en silencio. ¿Estaba a punto de luchar y descubrir con qué se enfrentaría durante el nexo?
Había muchas interpretaciones para esas palabras, pero solo una era definitiva en la cabeza de Atticus.
De todos modos, decidió dejarlo para más tarde. Pronto vería a qué se refería Magnus.
Atticus enfocó su mirada en la nueva escena. En palabras simples, era una tierra árida. No había ni un solo verde a la vista, ni un solo árbol. Solo arena.
Toda la sala de control seguía mostrando la vista desde cada rincón fuera de la aeronave, por lo que Atticus podía verlo todo. Su mirada se estrechó involuntariamente al ver múltiples ciudades desde arriba.
—¿Dónde estamos? —preguntó de repente Atticus.
—Estamos en lo que muchos llaman una zona de amortiguamiento, joven maestro. Es el límite entre el dominio humano y otro —respondió de inmediato Dario desde atrás.
—¿Y esas ciudades? ¿Hay gente viviendo aquí?