—Por favor, asegúrate de ponerte tapones para los oídos antes de entrar —dijo—. Esto es por tu propio bien.
¡Feliz aprendizaje!
Atticus y Kael miraban juntos este texto que se mostraba con audacia para que todos lo vieran al lado de la pared.
Era simplemente imposible pasarlo por alto, porque, aparte de que las palabras brillaban intensamente, había un enorme símbolo direccional que también brillaba en la puerta por la que debían entrar, y el símbolo apuntaba directamente a las palabras que se mostraban al lado de la pared.
—¿Pero qué diablos...? —se preguntaba Atticus.
Por el nombre del curso, era bastante obvio que la clase trataba sobre combate. ¿Por qué diablos necesitarían tapones para los oídos? ¿Y por qué tener que hacerlo tan llamativo?
El pasillo estaba completamente vacío, con solo Atticus y Kael como los últimos estudiantes que no habían entrado a la clase.