—VWUUUUSH! —En un destello de energía, y el torbellino de un espacio distorsionado, Rey se encontró en el Santuario.
—Se paró justo frente a la estatua, sus ojos fijos en cómo sus ojos brillantes comenzaban lentamente a apagarse, hasta que se volvieron tan sin vida como solían ser. Esme estaba acurrucada en sus brazos todo el tiempo, y su expresión era absolutamente tranquila.
—Esta expresión estoica era solo una fachada, sin embargo.
—En lo profundo de su corazón, luchaba con una miríada de emociones que tenía que mantener reprimidas.
—Él entendía lo que iba a pasar con Emilia, tenía que pensar en Esme, pensar en Alicia, y también en los poderes superiores de los que habló El Oráculo. Luego, estaba la inminente destrucción del mundo que parecía inevitable según el que había presenciado el futuro.
—Toda esta información venía con su justa cuota de emociones, muchas de ellas.
—No podía procesarlas.