—¡ARRGH! —Lana se agarró el pecho mientras caía al suelo. Trató de encoger su cuerpo, con la esperanza de aliviar el dolor, pero era imposible cuando su estómago le impedía hacerlo.
Sophie y Kiara inmediatamente estuvieron a su lado y la ayudaron a sentarse de nuevo, ya que sería peligroso para la vida de su bebé si ella encogía su cuerpo.
—¿Qué pasó? —preguntó Kiara confundida—. ¿El bebé va a nacer? —Miró a Lana de nuevo, pero las manos de esta no estaban alrededor de su estómago, sino de su corazón.
Por otro lado, Sophie se dio cuenta inmediatamente de lo que realmente le estaba sucediendo, pues abrazó a Lana más fuerte y la sostuvo más cerca.
Lana debía estar sintiendo dolor. La angustia que ella misma había sentido hace solo unos momentos. La fresca y agonizante herida que aún sentía en su corazón golpeado.