—¡Sedadle de nuevo! —Ese hombre, que parecía el líder de estos cazadores, quienes habían malinterpretado el gesto de Esperanza que llevó a este malentendido, ordenó al cazador cercano con mirada estoica.
—¡No! —Esperanza intentó bajar del carruaje cuando dijo eso, pero su tobillo era demasiado débil para sostener su cuerpo y el dolor en su espalda tampoco ayudaba—. ¡Déjame hacerlo yo!
Ese hombre suspiró irritado cuando la ayudó a bajar del carruaje sosteniendo su cintura—. No serás capaz de calmarlo.
Esperanza se liberó cuando sus pies tocaron el suelo y pudo encontrar su equilibrio—. Entonces, ¿crees que tu método hará un mejor trabajo? —dijo con tono burlón.
Esperanza no esperó su permiso, ni siquiera sabía qué iba a hacer, pero estaba segura de que la bestia la estaba buscando.
Cuando avanzó, dos cazadores la detuvieron impidiéndole seguir adelante. Esperanza estaba lista para tener una dura discusión cuando escuchó al mismo hombre hablar con su voz gutural.