—Si... no eres una verdadera princesa... entonces... ¿utilizaste un hechizo para cambiar tu aspecto? —preguntó Lance horrorizado mientras retrocedía.
—¡Cállate! —le espetó Susan antes de volver a enfrentarse a Alicia, todavía confundida.
—¡TENEMOS QUE MARCHARNOS YA! —La voz de Damián retumbó desde fuera, recordándoles que no tenían tiempo para perder.
—Si no eres una verdadera princesa, ¿cómo te casaste con el Príncipe Harold? —preguntó Williams con curiosidad.
—La Princesa Ámbar... es una verdadera princesa, pero... fue enviada al exilio después de que su madre, la Reina Anne, fuera ejecutada —explicó Alicia débilmente. Estaba emocionalmente agotada en este momento. ¿Por qué siempre había un problema tras otro?
—¿Por qué hablas de ti misma de esa manera? —preguntó Luciana, todavía confundida y sorprendida, mientras Susan todavía no había dicho nada al respecto hasta ahora.
—Es tan... complicado. Lo siento. Yo... realmente no quería ocultarles la verdad. Pero... no sabía