Williams estaba al pie de la cama de Susan y miraba hacia abajo a Susan, quien estaba tendida en la cama con los ojos en el techo.
—¿Ha pasado algo? —preguntó él con curiosidad.
—Me siento como si fuera a morir, querido hermano —dijo ella con una voz muy tranquila que hizo que sus cejas se alzasen.
—¿Es esto acerca del matrimonio del que habló madre? —preguntó él con curiosidad mientras se sentaba en la silla frente a su tocador.
Susan tenía muchas cosas en mente mientras yacía en su cama, y si no fuera por el banquete y el hecho de que no quería tener que responder a muchas preguntas sobre por qué se saltaba el desayuno, habría preferido no unirse a la familia y a los aristócratas.
No podía ni permitirse fingir estar enferma, ya que si lo hacía, su madre se preocuparía por ella y no le daría el espacio que necesitaba para estar sola y pensar.