Cuando Alicia se despertó dos horas más tarde, se sorprendió al encontrar la cama vacía a su lado, e inmediatamente se sentó, preguntándose dónde se habría ido Harold. El recuerdo de él diciéndole algo esa mañana cruzó por su cabeza, y trató de recordar exactamente qué le había dicho mientras miraba alrededor de la habitación vacía.
Para su sorpresa, había dormido bien. La cama se sentía como su cama en el mundo real, así que durmió estupendamente. Miró hacia abajo y sonrió al darse cuenta de que él había cumplido su promesa de no tocarla. Tal vez dormir aquí no era tan malo después de todo. Porque cada vez que dormía sola en su habitación, no podía dormir en paz por miedo a esas criaturas acechando fuera de la ventana. Pero aquí, pudo dejar ir ese miedo, confiando inconscientemente en que Harold la protegería.