Chapitre 49: Te amo, y eso es un hecho.

Tras el primer timbrazo, el doctor al otro lado del teléfono contestó la llamada.

—Dr. Li, quiero que venga a ****** para ver a alguien, tiene fiebre y es una paciente asmática...

Después de la llamada, Fu Hua dejó su teléfono a un lado, tomó el caldo que le pasó el gerente y decidió alimentar a su novia él mismo.

—Alix, abre la boca —Fu Hua ordenó mientras acercaba la cuchara de caldo a su boca después de soplar en ella.

Alix Feng lo miró y solo abrió su boca para comer el caldo cuando él la llamó de nuevo.

Fu Hua sumergió la cuchara en el tazón y recogió otra porción del caldo y sopló en ella. Luego la llevó a su boca mientras preguntaba:

—¿Por qué me miras así, tengo algo en la cara?

—No recuerdo la última vez que fuiste tan amable conmigo —Alix Feng dijo mientras esbozaba una sonrisa después de tragar el caldo.

—¿Estás tratando de decir que he sido malo contigo estos días? —Fu Hua preguntó mientras le daba otra cucharada sin mostrar ninguna emoción en su rostro.

—¿No lo sabes? Tu actitud me deprimió y al final, tuve fiebre —Alix Feng respondió en un tono suave, mientras seguía acostada en su abrazo.

—Lo siento. Quiero que este espectáculo de otoño sea perfecto, así que estoy haciendo todo lo posible. Siento haberte descuidado —Fu Hua se disculpó en un tono sincero mientras seguía alimentándola.

Feng Alix, por otro lado, era muy obediente mientras comía el caldo que él le daba sin hacer ningún alboroto.

—¿Aún me amas? Quiero que me asegures que todavía te importo —Alix Feng dijo mientras miraba en sus ojos. Ella quería ver lo máximo de su sinceridad.

La mano de Fu Hua se detuvo en el aire mientras miraba en sus ojos.

—Ya me he disculpado contigo, lo que significa que ocupas un lugar en mi corazón. ¿Cuántas veces me has visto pedir disculpas a otras personas? —Fu Hua preguntó mientras reanudaba sus movimientos y llevaba la cucharada de caldo a su boca.

—Es cierto, rara vez pides disculpas a la gente, incluso a mí. Una disculpa para ti es como oro que no das fácilmente —Feng Alix dijo mientras se calmaba en su abrazo.

—Alix, olvídate de otras cosas. Mientras sepas que te amo, eso es suficiente. Te amo y siento las otras cosas. Ahora termina tu caldo antes de que se enfríe por completo —Fu Hua le dijo con una leve sonrisa en su rostro.

Desde que entró a su casa hoy, esta fue la primera vez que Alix lo vio sonreír, por lo que ella se contagió y le devolvió la sonrisa mientras terminaba su caldo felizmente.

—Pareces feliz —Fu Hua le dijo mientras le limpiaba los labios con la servilleta.

—Y eso es porque tú me hiciste feliz. Pensé que seguirías siendo malo conmigo después de descubrir que estaba enferma —Alix Feng dijo mientras se acurrucaba junto a él.

—¿Por qué pensarías eso? —Fu Hua preguntó mientras la sostenía en sus brazos y acariciaba su cabello.

—No me llamaste incluso después de saber que estaba enferma. Eso me preocupó, y luego pensé que ya no me amabas y que pronto romperías conmigo —respondió Alix.

Cuando estuvo segura de que el mensaje de que estaba enferma le había llegado a Fu Hua, esperó pacientemente su llamada, pero no recibió ninguna llamada ni mensaje, así que su corazón se amargó. Y debido a eso, sus pensamientos comenzaron a vagar.

Pensando que Fu Hua ya estaba cansado de ella, se negó a dejar ir ese pensamiento, ya que su mente y su corazón se enredaron en un pánico.

Nunca dejaría que Fu Hua terminara con ella. Ni siquiera quería imaginar a otra mujer disfrutando de todo lo que ella había recibido de Fu Hua, ya sea su calor, refugio, dinero, amor, conexiones, cuidado, sexo, cualquier cosa en absoluto.

No cree poder soportarlo al ver a otra mujer reemplazarla, preferiría morir o matar a esa persona para que reine la paz.

Pensando en la dicha que estaba recibiendo actualmente, Alix Feng sonrió mientras apretaba sus brazos alrededor de Fu Hua.

Sintiendo la reticencia de la mujer a soltarlo, Fu Hua sonrió mientras le palmeaba la espalda.

—Alix, te amo y eso es un hecho. No hables de romper conmigo, porque yo no lo haré. Solo rompería contigo si tú fueras la que lo planteara —dijo Fu Hua.

Fu Hua hizo una gran promesa de la que más tarde se arrepentiría. En ese momento, deseó poder retroceder el tiempo a este día y borrar las palabras que dijo, pero para entonces, ya era demasiado tarde para lamentarlo, así que tuvo que lidiar con muchas cosas que vinieron como resultado de esta promesa en particular.

—¿De verdad?, ¿me lo dices en serio? —preguntó Alix Feng con un poco de emoción en su tono mientras levantaba la cabeza para mirarlo como si confirmara lo que él había dicho.

—Tonta. Todavía tienes fiebre, descansa —dijo Fu Hua con una sonrisa mientras empujaba su cabeza de vuelta en su pecho.

Ahora mismo, realmente quería decir sus palabras, pero ¿quién sabía que luego se arrepentiría?

La gerente de Alix Feng desapareció de su vista después de pasarle el tazón de caldo a Fu Hua.

Ahora que sabía cuán cercana era su relación, decidió alejarse de ellos para no ser una molestia.

La gerente solo regresó a su vista unos minutos más tarde con un vaso de agua tibia para Alix.

Alix tomó el vaso de su mano, mientras Fu Hua preguntaba:

—¿Está caliente?

—No demasiado caliente, pero puedo manejarlo —respondió Alix Feng después de tomar algunos sorbos de agua.

Justo entonces, sonó el timbre de la puerta.

—Yo voy —respondió la gerente mientras se apresuraba hacia la puerta.

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