—Así es —respondió su tía—, la linterna que estaba a su lado sobre la mesa, la llama se movía suavemente para que la sombra se ondulara en la pared con el viento ya que la puerta estaba abierta—. El magistrado en aquel entonces solo podía pensar en quitarse el caso de encima para no tener que trabajar. Si yo quería encontrar la verdad de lo que pasó y en lo que creía, entonces tenía que presentar pruebas. Intenté hablar con Lise pero ella se derrumbaba en un ataque de llanto. A mis padres no les gustaba que mencionara el suceso ya que ya se sentían avergonzados por lo que había pasado. En meses, lo dejé pasar porque mi opinión cambió creyendo que había pensado mal del chico y que no era la persona que mostraba ser, pero la verdad estaba muy lejos de eso.
Mientras tanto, Penny continuaba escuchando la historia de la mujer mientras los ojos de su tía se veían distantes al recordar lo sucedido.