—Parece que ya esperabas mi llegada —dijo Zhao Moyao al entrar en la sala de estudio donde ya estaban preparados el té y los pasteles. Entonces se dio cuenta de algo sumamente entretenido.
El amargo té oolong y el pastel de semillas de loto sin azúcar eran los favoritos de Yang Feng. Zhao Moyao solo lo supo cuando se encontró con el bribón a los quince años mientras acompañaba a Yang Mujian en el estudio.
—O tal vez estabas esperando a tu querido nieto... —que actualmente está tras tu cabeza —Zhao Moyao sabiamente se guardó el último comentario para sí mismo. No iba a revelar ni delatar a Yang Feng, aunque estaba seguro de que Yang Mujian ya lo sabría. Yang Feng estaba recorriendo la ciudad y todo donde posara sus ojos, seguramente se convertiría en suyo.