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Drayce estaba tomando un desayuno tranquilo completamente solo en el gran comedor del palacio de la Reina. Su niñera, Lady Saira, permanecía fielmente a su lado, suspirando para sí misma mientras vigilaba al pequeño príncipe comer como si no estuviera saboreando la comida.
Desde que regresó al palacio, el príncipe había dejado de hablar por sí mismo y solo respondería con respuestas cortas si se le pedía algo. Si se le dejaba sin atención, simplemente se quedaría absorto en el estudio de la Reina o en la Cámara de la Reina, o se encerraría en su propia cámara abrazando a su águila mascota. Aun así, solo escuchaba lo que su niñera o abuela le pedían hacer.