Se enfrentó a Lady Tyra quien se levantó de la silla para saludarlo.
—¡Su Alteza! —Drayce estaba a punto de responderle el saludo cuando sus ojos notaron aquel enorme nido junto a Lady Tyra.
—¿Qué es eso? —preguntó.
—Ven aquí, te mostraré algo —Esther lo llevó en brazos y le mostró al joven águila cuyos ojos inteligentes lo miraban fijamente—. Tenemos un pequeñito invitado aquí.
—¡Un pájaro grande! —dijo Drayce.
—¿Sabes qué pájaro es este?
—Creo que... ¿un águila?
—Niño inteligente —ella lo alabó—. Este pequeño invitado está herido, así que Madre lo trajo aquí para curarlo.
—¿No tiene su madre para cuidar de él? —preguntó Drayce ya que sabía que todos tienen una familia, incluso las aves. Esther negó con la cabeza.
—¿Su padre?
—Por alguna razón, los ha perdido —respondió Esther.
—¿Los ha perdido? —preguntó Drayce, y se sintió triste por ese águila—. Entonces, ¿qué hará ahora?
—Bueno, podemos quedarnos con él y cuidarlo, ¿no es así? —preguntó ella.