La cantidad de problemas que plagaba el reino era la misma, pero aquel día el Rey Theron logró terminar la sesión de la corte real temprano. Al verlo salir de la sala del trono, sus súbditos no pudieron evitar hablar entre ellos, preguntándose si debía ser porque estaba ansioso por ir con su nueva concubina y nadie lo cuestionó. Aún recordaban cómo el Rey Theron prestaba más atención a su esposa cuando se casó con su Reina.
Dentro de su estudio, había un montón de pergaminos en su mesa de trabajo, pero el Rey Theron simplemente no podía prestar atención a ninguno de ellos. Todo en lo que pensaba era en cuándo podría ver a su Reina. Ella no le envió un mensaje de que regresaba ni dijo que deseaba verlo.
Justo en ese momento, Sir Galien entró al estudio y miró a su aturdido Rey que se veía triste.
—Su Majestad, la Reina Esther ha venido a verlo.
Con esto el Rey Theron miró a Sir Galien interrogativamente.
—¿Qué has dicho?
—Su Majestad está aquí para verlo —repitió Sir Galien.