Esther aún no le respondía. Al sentir su vacilación, la Reina hizo un gesto que indicaba que comprendía el dilema de la joven... —Quizás, ¿estás dudando por tus extraordinarias habilidades?
La chica rubia esbozó una tenue sonrisa, lo que le dijo a la Reina que había acertado. —Creo que prefieres vivir sola porque deseas una vida tranquila, y cuantas menos personas contactes, menor será la posibilidad de que tus habilidades sean expuestas. Sin embargo, querida mía, después de ayudar a la Reina de Megaris, te será imposible volver a tu vida de ermitaña. Habrá muchas personas curiosas sobre ti. Incluso en este momento, creo que no solo es mi hijo el que intenta averiguar tu origen. Entonces, ya que es imposible que te mantengas oculta, ¿no es mejor que estés a mi lado, donde no pueden tocarte?