Neveah acababa de cambiarse a ropa fresca y justo cuando salió de sus habitaciones, encontró a tanto Garron como a Coran esperando allí.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Neveah con cautela mientras cerraba lentamente la puerta de sus habitaciones.
—Esto... necesitarás verlo por ti misma —dijo Garron con un tono vacilante.
—¿Dónde? —preguntó Neveah.
—Puertas de la Ciudad —respondió Garron.
Las cejas de Neveah se fruncieron ligeramente pero asintió y caminó pasando junto a ellos por el pasillo.
—Buscaré a Everon para que nos acompañe, por si acaso —decidió Coran y se dirigió por un pasillo diferente.
Neveah frunció el ceño ante eso, aunque no se detuvo en su paso. Para que Coran pensara que la presencia de Everon era necesaria, Neveah pudo decir que lo que estaba sucediendo en las puertas de la ciudad la perturbaría.
—Garron, dime... lo que sea —Neveah le pidió a Garron mientras salían del castillo.
Garron respiró un suspiro tranquilo ante las palabras de Neveah.