Keira la detuvo apresuradamente.
—No digas nada. No vayas en contra de tu ética profesional.
Holly se detuvo.
Luego tosió para cubrir su vergüenza.
—En realidad, estaba bien decirte lo del video. No tenía nada que ver con el caso. Yo solo estaba...
Se quedó en silencio antes de admitirlo finalmente.
—Sólo quería hacer las cosas difíciles para ti.
Keira no sabía qué decir.
Se frotó la frente resignada.
—Bueno, entonces dime.
Holly parecía avergonzada. Su rostro aún era serio mientras hablaba.
—Las últimas palabras fueron: querida sobrina, Connor también sabe el secreto. Por favor, asegúrate de que su matrícula esté cubierta.
...
La habitación quedó en silencio por un rato.
Keira frunció el ceño. Aunque había adivinado que Finley no dejaría un mensaje sobre ningún secreto y que Connor seguramente sabía algo, aún encontraba el mensaje extraño.
Ella había ido a Finley con la intención de pagar cinco millones por comprar el secreto.