—¿No te has enorgullecido siempre de ser la mujer de un jefe del inframundo? Esta vez, yo, Víctor Chadwick, te haré pagar duramente. Si a tu jefe le preocupa, que venga él mismo a reclamarte.
—Normalmente, aunque Mónica tosa, estaría preocupado medio día. ¿Pero te atreves a hacer amenazas?
—No te preocupes, claro que no te dispararía, pero... —Víctor guardó la pistola, hizo una pausa por unos segundos, luego continuó—. Te haré sufrir cien veces más que un disparo.
Carol Ellis cayó al piso, ya que en este momento, no le importaba su dignidad, porque todo lo que podía sentir era su cuerpo temblando…
Víctor no continuó perdiendo el tiempo con Carol. Se dirigió directamente hacia Mónica, la ayudó a levantarse, se quitó el abrigo y la envolvió en él, hablando con un tono completamente distinto al del segador que era hace solo unos momentos:
—Lamento haber llegado tarde...
Mónica sintió su familiar temperatura corporal, agarrando con fuerza la muñeca de Víctor, negando con la cabeza: