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Chapitre 21: Parte 21

Mientras conducía, Su Ning desvío la mirada al retrovisor. Vio al joven quitarse el viejo sombrero de jardinería y dejarlo sobre el asiento libre. Inconscientemente apretó las manos sobre volante, sintiendo la necesidad de regañarlo.

Si no fuera porque esta persona llamó desde el número del joven maestro y porque reconoció su voz, jamás hubiese sabido se trataba de él, mucho menos le hubiese permitido subir a su precioso auto. Se repitió este chico mal vestido era en realidad el hijo menor del Señor Jeon Qiang, esbozó una sonrisa y preguntó:

—¿A dónde se dirige el joven maestro?

—Zona W.

—¿Acaba de hacerse un tratamiento facial? —preguntó Su Ning ocultando su interés— Aunque, joven maestro, déjeme decirle realmente no lo necesita. Tiene una piel muy suave y buena, además todavía es muy joven.

La mujer lanzó flores, sin embargo, el joven maestro Yu no fue educado como el joven maestro Qi a quien se había acostumbrado la halagaba de vuelta, diciéndole cosas buenas sobre su hermoso maquillaje y agradeciendo el arduo trabajo que ella hacía todos los días. En cambio, este joven maestro dejó ir dos soplos de risa y reclinó la cabeza para dormir.

Por fuera la mujer siguió de buen humor, por dentro maldijo en su corazón «Piel buena la que tengo en el trasero ¿Alguien ha visto la tierra sobre sus vendas y su ropa sucia? Además parece que ha permanecido durante el sol mucho tiempo y el sudor hace que parte del cabello se le pegue a la cara ¡Busquen algo y límpienlo! ¡Tan asqueroso!».

Su Ning se preguntó cómo esta persona, por mucho estatus que tuviera su apellido, podía tener cara para querer ir a la Zona W con tal aspecto ¿Estaría al tanto de su andrajosa apariencia o se habría quedado ciego de la nada?

«Oh, quizás… ¿Estaba intentando causar problemas otra vez?».

Ella más que nadie sabía que entre la familia Jeon, el primer joven era hermoso y amable mientras el segundo solo era un alborotador con un toque de midas inverso ¡Todo lo que hacía era traer desgracias!

—Estamos llegando a Ciudad A —anunció Su Ning— ¿Desea ir a la mansión a cambiarse antes de partir a la Zona W o desea que lo lleve a hacer compras en la Zona W?

Aun si le parecía molesto tratar con este joven maestro, sería más vergonzoso ser vista atendiendo a un pordiosero. Si él quería avergonzarse, que lo hiciera sin ella.

Por supuesto, solo podía pensar en ello y esperar a que el joven maestro decidiera por su cuenta.  

—Es verdad —murmuró el joven—, llévame a casa.

Al llegar a la mansión Jeon, el joven maestro fue recibido por más de una docena de amas de llave que habían sido avisadas por Su Ning. Las ama de llaves y los demás trabajadores estaban de pie a los lados de la entrada, con el rostro inclinado.

—Bienvenido, segundo joven maestro —saludaron.

Las personas estuvieron allí varios segundos intentando dar la mejor imagen, sin embargo, al levantar la cabeza no vieron al joven maestro Yu sino a un extraño subiendo los escalones que pisaban los familiares importantes con un viejo sombrero de jardinería en la mano. La cara de todos se volvió negra. Una de las sirvientas intentó avanzar y detenerlo, pero el mayordomo Choi puso una mano delante de la sirvienta y negó.

El mayordomo se detuvo a un lado la puerta de la mansión. Llevó una mano detrás su espalda y la otra a la mitad de su cuerpo, luego se inclinó.

—Bienvenido, joven maestro —dijo.

Los trabajadores abrieron los ojos con sorpresa mal disimulada.

—Hola, tío Choi.

La capa de gasa dejó ver un par de ojos café en media luna. El mayordomo asintió.

—Haré que preparen un baño caliente para usted.

—…No se preocupe, lo haré yo mismo. Estoy yendo a mi habitación.

Ahora no solo los ojos, sino la boca de las otras personas se abrieron. El joven maestro acababa de decir que ¿lo haría por su cuenta?

«Un baño con un calentador que funciona ¿Cómo es que ahora suena tan maravilloso?» La espalda llena de tierra se perdió escaleras arriba mientras pensaba.

—El joven maestro… —una mucama comenzó a hablar. Las palabras no terminaron de salir de su boca, pero no fue necesario. Las miradas parecían compartir un mismo pensamiento.

El mayordomo Choi se acercó a ella y la regañó.

—No puede culparla —dijo Su Ning luego de ver huyendo a la mucama—, el joven maestro se ve como un pordiosero. Solo míralo. Si uno de los Maestros Jeon lo ve, me temo que...

El mayordomo Choi miró a la mujer de maquillaje exageradamente blanco y labios horriblemente rojos. No le tomó mucho saber sobre sus intenciones.

—La señorita Su no tiene de qué preocuparse —dijo en una postura recta y calmada—, solo los tontos verían mal a un joven que busca desarrollar cada uno de sus talentos.

—¿Talentos? —Su Ning hizo una mueca.

—El joven maestro siempre ha sido aventurero. Verlo de esta forma solo es sinónimo de nuevas experiencias.

La mueca de la mujer se volvió una risa estridente. Originalmente, Su Ning había sido la secretaria del segundo joven maestro, pero una semana atrás había renunciado debido al estúpido temperamento del joven.

En un inicio, cuando fue aceptada para el trabajo, escuchó advertencias sobre la personalidad insoportable del segundo, sin embargo, había pensado todo se debía a arpías intentando comer la oportunidad que había conseguido. Después de todo, cualquier puesto por muy bajo que fuese era muy difícil de conseguir cuando se trataba de una familia tan importante como esta.

¿Qué importaba si era de mal temperamento? Podía soportarlo y besarle los pies hasta conseguir su objetivo.

En aquel momento había creído su vida estaría llena de premiaciones y glorias por haber asistido a uno de los hijos bendecidos, pero todo salió mal. El joven maestro de nombre Jeon Yu, por fuera parecía bastante inteligente y mal humorado, pero solo tenía mal temperamento. No importa cuánto lo ayudó a buscar algún plan de negocios ni cuántas horas pasó tratando de alzar los números de las pequeñas empresas que él había fundado.

¡Simplemente inútil!

Una tras otro cada negocio había fracasado y las ganancias cada vez eran tan nulas que apenas había conseguido completar su sueldo el último mes.

Entonces renunció y fue contratada en una de las subsidiarias de JN.

Aún seguía molesta por tal fracaso, pero eso le había dado la oportunidad de acercarse al otro joven maestro. El que sí tenía un futuro.

El por qué había asistido a la llamada de este niño insoportable también tenía su razón, y era la misma por la que cuarenta minutos después estaba fuera de la puerta de la habitación.

—Su Ning —dijo Jeon Yu tras abrir, recostándose en el marco de la puerta.

—¿Esta ocupado? ¿Quiere que lo ayude en algo?

—Tuve que salir de la ducha y mojar el pasillo porque usted no dejaba de tocar la puerta. Si quiere puede secar.

—Oh… —los labios rojos se torcieron. 

Notó que el cabello del joven maestro ya no estaba sudado, sino caía húmedo y con olor a loción sobre su frente.

Pese a que era un omega, no era un omega de esos que tenían un tierno rostro y mirada inocente. El segundo joven maestro tenía una mirada sagaz, burlona y una estatura de hombre beta.

«Si no fuera tan idiota…»

Los ojos de Su Ning se desviaron hacia la clavícula blanca cubierta por una bata de baño. Tragó seco. Ella era unos años mayor que él, además era beta y una mujer con otro tipo de objetivos ¿Por qué habían ocasiones en las que se sentía de repente tan minúscula ante este omega? ¿Habría algo mal en su cabeza?

—¿Limpiar? —dijo Su Ning, volviendo en sí, sus mejillas empanizadas ocultando el rubor— ¿Cómo puede decirme algo así?

—Dices que quieres ayudar ¿en qué quieres ayudar entonces? —Jeon Yu dejó el lenguaje formal y se burló— No me digas que ¿quieres ayudarme a vestir?

—Joven maestro, yo, usted cómo se atreve-

—Joven Yu, he llegado.

La actitud de Jeon Yu se volvió amable al ver al mayordomo. Se alejó del marco de la puerta y lo invitó a pasar.

—Con su permiso.

El mayordomo entro y Su Ning dio un paso adelante.

—¿A dónde crees que vas? —Jeon Yu volvió a atravesarse en la puerta— ¿No dijiste no limpiarías el piso?

—¿Pero por qué yo tendría que limpiar…?

—Entonces, vete. Te llamaré cuando te necesite.

El rostro de Su Ning se tensó.

¡No podía irse!

Teniendo en cuenta el hotel donde había recogido al omega y las miradas tacitas que había entre él y el viejo mayordomo, estaba segura había información valiosa hirviendo dentro del caldero.

¡Y debía averiguarlo!

¿Sabes cuántos días llevaba sin publicar nada en su perfil falso de Weibo y todo el dinero que había perdido por no tener ningún chisme para sus seguidores?

¡Ya que la víctima del chisme principal no estaba, pensaba sacar dinero del odioso y muy, muy sexy hermano!

Cuando el joven hizo un movimiento para cerrar la puerta, ella gritó.

—¡Lo haré! ¡Limpiaré!

Jeon Yu resopló.

—Ya no-

—¡No, por favor! —Su Ning corrió dentro— En realidad me siento muy culpable porque debido a mí, usted ensució su hermoso piso ¡Lo limpiaré hasta que quede reluciente!

—Bien —Jeon Yu ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, así que no insistió—, hay un secador en el baño. Está por allá.

Su Ning asintió con diligencia, dio media vuelta y se fue.

Al entrar al cuarto de baño, maldijo unos minutos tener que estropear sus uñas acrílicas, luego se miró en el espejo, arregló las ondas de su cabello y retocó un poco su maquillaje.

—Perfecta —dijo y lanzó un beso a su reflejo.

Encendió la grabadora y dejó su celular en el bolsillo.

En este tiempo, el joven maestro se había cambiado y estaba sentado frente al mayordomo Choi.

—...han sanado apropiadamente así que retiraré el vendaje ¿Fue un médico extranjero? No conozco la técnica.

—Si no es conocida memorice el patrón —respondió Jeon Yu—, en un rato tendré que molestar al tío Choi para que lo replique.

La voz de Jeon Yu era tranquila.

—¿Puedo saber por qué?

—La técnica es buena.

Su Ning se acurrucó y comenzó a limpiar lentamente.

—¿Y qué ha pasado en la ausencia de mis padres, en mi ausencia?

—Todo ha marchado bien, de lo contrario, hubiese contactado al joven Yu de inmediato.

—Eso es bueno. Hablando de ello, antes todos parecían bastantes confundidos, menos el tío Choi ¿Tan mal aspecto tenía?

El mayordomo Choi negó.

—Solo un poco de tierra. Me hizo recordar a las veces en las que usted y el joven Donghai corrían por todas partes, aah, ese niño… siempre tan lleno de energía.

Jeon Yu levantó ligeramente los labios. El señor Choi JoonSik había trabajado en la mansión Jeon durante más años de los que recordaba. Era el jefe de los trabajadores y un hombre de confianza para la familia. Desde que era niño había sido cuidado y escuchado por él, pasando mucho más tiempo con él que con sus padres.

La habitación se mantuvo en silencio, siendo cortada de vez en cuando con pequeños comentarios. Su Ning tenía las piernas entumecidas y la cara empanizada, demostrando un poco de lo roja que tenía la cara por la mala postura.

—Tío, llame a un chófer —dijo Jeon Yu, levantándose cuando estuvo terminando.

—¡Lo llevaré! —Su Ning, desesperada por no obtener ninguna noticia, se levantó de un salto. Como tenía las piernas dormidas, sus rodillas doblaron y cayó hacia adelante. Como estaba a un paso del joven maestro, cayó sobre él.

Su Ning era una mujer que había visto varios dramas adolescentes, así que en el momento que olió la colonia carísima y sintió la suave tela con suaves y fuertes músculos debajo, no pudo evitar imaginar esas escenas cliché donde una chica de estatus promedio (como ella) caía sobre un hombre absurdamente millonario (como él), y el hombre millonario se enamoraba perdidamente, entregándole su fortuna capítulos después, diciendo cosas como «Todo el dinero del mundo no vale nada sin ti».

En ese momento el cerebro de Su Ning dejó de funcionar, olvidando que este hombre estaba al borde de la quiebra, que era omega y que hasta hace un momento estaba intentando hacer algo contra él.

Cuando levantó el rostro sus mejillas estaban rojas e inflamadas.

Jeon Yu frunció el ceño.  

—Su Ning.

—¿Sí? —preguntó en un tono agudo y coqueto. Este debía ser el momento en el que el tipo asquerosamente rico profesaría su amor por ella.

—Mi camisa… acabas de machar mi camisa.

Su Ning se tocó la cara con las manos, incrédula, sintiendo las imperfecciones de su piel. Vio la cantidad de maquillaje sobre la ropa, sabiendo era la cantidad que cubría su feo acné todos los días.  

Sus ojos se volvieron llorosos y su rostro se volvió aún más rojo por la vergüenza.

Se tapó la cara y huyó.

Lejos de Ciudad A, un hombre alto y delgado descargó las compras sobre el comedor y se dirigió al patio con una bolsa de papel.

El patio era amplio y estaba lleno de maleza.

—Chong Yu, toma un descanso. Traje algunos dulces que pensé… ¿Chong Yu?

Pensó que el omega estaría dejando sin hojas algún árbol, pero no lo vio.

Ante un pensamiento tiró la bolsa de papel y corrió hacia una de las habitaciones.

Al girar la perrilla accionó la pistola en sus manos, dejando ir un sonido de corriente.

Un silencio siguió.

Encontró el cuerpo grande durmiendo tranquilamente y las cosas dentro de la habitación en el mismo lugar que antes.

Luo Bingwen salió y envió un mensaje.

—¿Eso era una pistola eléctrica? —Pequeño Sistema chilló sintiendo como la adrenalina le subía a la cabeza— ¿Por qué diablos este tipo pensaba electrocutarnos?

—Nada de malas palabras. Concéntrate.

—¿A quién le importa eso? ¿Sabes cuánto duele ser electrocutado?

—¿Tú sí?

—No —Sistema respondió con seriedad—, pero seguramente duele mucho.

La imagen mental de Seong Ho revisó los ejercicios en sus manos y los enseñó al Sistema.

Sistema repasó el código y lo ingresó en la quinta pantalla.

El porcentaje subió una milésima.

Durante todo el día habían estado intentando resolver los problemas de cada código presentado. Sorpresivamente, Seong Ho no había sido tan ignorante y había entendido un poco de todo el proceso, logrando juntos consiguieran un lento avance.

—Comenzando prueba número doscientos seis —Sistema presionó varios botones—. La pantalla dimensional sigue sin activarse ¿cómo está afuera?

—Puedo mover las muñecas y los dedos de los pies —afirmó Seong Ho.

—¿Todos?

—…Menos el meñique.

—Diablos —Sistema sintió un pequeño golpe en la cabeza— ¡Oye!

—Nada de malas palabras.


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