Talia disfrutaba de su viaje al pueblo humano.
Para ella, el Lexus SUV blindado negro de Damon estaba lleno de muchos recuerdos felices, como una cápsula melosa.
A Talia le gustaba cómo Damon le sostenía la mano mientras conducía. Su agarre era firme pero suave, y acariciaba el dorso de su palma con su pulgar. Luego levantaba su mano para besar sus nudillos, y su aliento acariciando sus dedos la hacía sentir hormigueo.
Talia no podía dejar de mirar a Damon. Él también estaba bien vestido.
Damon era especialmente guapo en un traje azul oscuro que le quedaba perfecto. Su cabello estaba engominado hacia atrás, y su visual deslumbrante se realzaba por las sombras que se formaban bajo las luces de la calle que iluminaban a medida que el coche se movía. El olor de su loción para después del afeitado se mezclaba con el aroma del bosque y el chocolate oscuro, y Talia suspiraba soñadoramente. ¿Era realmente su compañero? Era surrealista.