—Te hice daño —dijo Amelia a Liam.
Ella lo mordió enojada, haciendo que su labio sangrara, y ahora se arrepentía.
Liam quería decir que no era para tanto, pero luego cambió de opinión.
—Duele —dijo de forma lastimera—. ¿Cómo vas a compensármelo?
—Ehm… Puedo darte primeros auxilios —dijo ella.
Liam se negó. —No es necesario. Mi cuerpo se cura rápidamente.
—¿Entonces cómo puedo compensarte? ¿Qué tal si te doy algo? —Amelia echó un vistazo alrededor de la habitación—. No tengo mucho.
Liam miró a la mujer tonta debajo de él. —Tienes lo más precioso del mundo. Dame tu corazón y seré un hombre feliz.
Amelia parpadeó cuando se dio cuenta de que él hablaba de su amor. Pero... ¿acaso no lo amaba ya?