—Desde la perspectiva de Blue.
Perita me acompañó a la torre mágica de Luc. Había enviado una carta a Dem diciendo que iba a ir a ver a Luc.
—Perita, ¿qué te pasó en la cara? —pregunté, tocando el lado de su mejilla donde había una enorme cortada. Ella se había puesto una tirita. La tirita era transparente, por lo que la cortada era visible.
—Me la hice mientras practicaba —dijo ella.
—¿No te duele?
—Bueno, un poco... Pero sanará pronto. Su Alteza no tiene que preocuparse por ello —dijo ella con una sonrisa.
«La cortada es bastante profunda» pensé.
—He oído que las heridas causadas por la plata no se curan. ¿Es eso cierto? —pregunté después de un rato.
—Sí —asintió—. Son mortíferas para nosotros. No pasa nada si nos cortamos con cualquier otro metal que no sea plata. Esas heridas sanan. Pero es diferente cuando se trata de plata. Nunca sanan. En las guerras, usamos armas de plata.