—Ella está mintiendo —gritó el tendero con toda su fuerza cuando vio que Peggy quería lavarse las manos de todo el asunto. Tal vez todavía había esperanza para él con lo que estas personas estaban diciendo.
Si ella no se le hubiera acercado y le hubiera prometido el cielo y la tierra, ¿no estaría él sentado en su rincón atendiendo sus asuntos como antes? Después de implicarlo, ella quiere escapar del castigo echándole toda la culpa a él.
Ahora había visto que esta mujer era una serpiente en el césped. No debería haber confiado en ella.
—¿Cómo puedes decir que estoy mintiendo? —gritó Peggy a su vez, luciendo sorprendida. ¿Acaso te conocía de antes si no viniste tú a mí primero?
Esas eran sus palabras, por el amor de Pete. Él era el que no conocía a Peggy pero ella se le acercó primero. ¿Por qué estaba torciendo todo, haciéndole parecer a él como el culpable?
—Dijiste que te amenacé, ¿verdad? ¿Con qué te amenacé? —replicó el tendero.