—Siempre te he visto como un hijo y hasta cierto punto puedo decir que te entiendo, aunque los jóvenes como tú creen que nosotros, los mayores, no sabemos nada; también hemos pasado por esta etapa una vez en nuestras vidas.
Steffan, que estaba sentado en la oficina del Dr. Sullivan, levantó la cabeza y pudo ver la preocupación en los ojos del médico mayor mientras hablaba con él.
Aún no sabía la razón por la que fue convocado a la oficina del Dr. Sullivan tan pronto como llegó esta mañana.
Al escuchar lo que dijo el Dr. Sullivan, sus ojos se estrecharon en confusión. —Aprecio la forma en que siempre has velado por mí, señor, pero sinceramente no entiendo a dónde vas con esto —dijo Steffan.