—¿Dónde está mamá? —Los ojos de Eleanor deambulaban por la habitación buscando a su madre.
—Probablemente aún está en el baño —dijo Elvis al ver la puerta del baño cerrada.
—Debe ser un baño largo. Pero ella no suele pasar tanto tiempo bañándose —observó Eleanor.
—Mamá
—Señora —todos llamaron al mismo tiempo.
—¿Crees que algo anda mal? —preguntó la impaciente Eleanor mientras se acercaba a la puerta del baño, frunciendo el ceño.
—Mamá, ¿estás bien ahí dentro? —preguntó, su voz teñida de preocupación.
No hubo respuesta, solo el suave sonido del agua y la respiración débil y rítmica de alguien que se había quedado dormido.
—¿Mamá? —Elvis se unió a su hermana en los golpes en la puerta.
La Sra. Carr les pidió que se hicieran a un lado, giró el pomo de la puerta y miró dentro del baño.
—No hay nada de qué preocuparse —les dijo a los dos niños ansiosos, poniéndose de pie.
Eleanor estaba lejos de estar convencida por su declaración. —Pero ella no está respondiendo.