—Jamás —Shawn se había negado vehementemente como si le hubiera pedido que se suicidara.
—Pero tu herencia está en juego si no te casas con ella —señaló ella.
—Al diablo con la herencia. Cuando mi padre me entregó las Corporaciones Hudson, era una pieza hueca sin sustancia, y yo solo la llevé a lo que estás viendo hoy.
—Si pude hacerlo entonces, ¿qué crees que puedo hacer con toda la experiencia que he acumulado en las Corporaciones Hudson si tuviera que empezar una nueva empresa? ¿O es que no tienes fe en tu hombre? —preguntó Shawn con orgullo.
—Confío en ti y creo que lo harías mucho mejor. Pero aún tienes que empezar de nuevo. ¿No es eso gravoso y una pérdida total de tiempo, energía y recursos?
—Por ti, no me importa empezar mil veces desde cero con tal de tenerte en mi vida.