"Algunos días pasaron y Robert continuó con su trabajo, asegurándose también de no llegar de nuevo tarde a trabajar. Por mucho que le repugnase admitirlo, estaba bastante trastornado por la amenaza de Francisco la última vez que llegó tarde. Todavía tenía que alimentar a su familia y abandonarlos en este punto sería un acto imperdonable.
Pero desde el día en que ignoró a Seraphina, la dama parecía más ansiosa por llamar su atención. Siempre la evitaba cuando estaba con Francisco, e incluso cuando ella estaba con él, abrazándolo o quizás besándolo, sus ojos seguían estando en él, observando cada uno de sus movimientos que le daba escalofríos.
Informar a Francisco sobre las miradas coquetas que recibía de su novia sería una mala idea, ya que el hombre no le creería o, en cambio, daría la vuelta a todo, concluyendo que era Robert quien le lanzaba miradas coquetas a su novia.