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Después de estar inconsciente durante días, sus primeros pensamientos conscientes se centraron únicamente en él. La profundidad de sus sentimientos hacia él era algo que solo él podía comprender verdaderamente ahora.
—Oriana —llamó Yorian suavemente.
Ella se volvió hacia el elfo, sus ojos llenos de ansiedad. Escudriñando la habitación, su mirada se posó en Arlan, quien estaba de pie cerca junto a otras dos figuras. Una ola de confusión la invadió, pero al ver a Arlan, se inundó de alivio. Sin embargo, al mismo tiempo se preguntaba si sería un sueño.
Yorian pudo entenderla y respondió a su confusión. —El príncipe Arlan está completamente bien, a salvo y sano —dijo él.
Ella siguió mirando a Arlan sin decir palabras. Él estaba vivo; lo que había experimentado había sido solo una pesadilla aterradora.
Justo cuando Arlan se preparaba para dirigirse a ella, Oriana apartó la mirada, susurrándole a Yorian con voz cansada:
—Me siento agotada. Mi cabeza late —confesó ella.