—Lucas, ¡todo es culpa mía por lo que pasó hoy! Si no me hubiera negado a confiar en ti e insistido en hacer que Cheyenne te hiciera una escena, ella no habría conocido a ese bastardo y casi sufre horrores. ¡Stanley tampoco se habría lesionado protegiéndonos! —dijo Charlotte con una mirada de autoreproche.
—Lucas, todo es mi culpa. Si eso te hace sentir mejor, regáñame.
—¡No, es culpa mía! Si no te hubiera ignorado, si no te hubiera dado el hombro frío, y hasta te hubiera abandonado para salir con Charlotte, no habríamos tenido problemas. Al final del día, todo es porque no confié lo suficiente en ti... —dijo Cheyenne rápidamente.
—¡No! Lucas, Cheyenne siempre ha confiado en ti, e incluso me dijo que esas fotos son falsas. Ella cree que no hay nada entre tú y Lena. Fue mi mal genio. Insistí en que Cheyenne te diera una lección. Por eso ocurrió lo de hoy... —dijo Charlotte apresuradamente.
Ambas competían por asumir la responsabilidad.