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Chapitre 124: ABE NO SEIMEI (III)

"Si te dijera que yo no soy de este mundo, ¿Me creerías?"

Yuuma se mostró un rostro gracioso e intrigante, pero en palabras del sacerdote, no parecía que estuviera bromeando con lo que estaba diciendo.

¿Confiado y estúpido? Claro que lo parecía.

No obstante, en sus mi años de existencia, él aprendió a leer a las personas, y si bien este joven era muy arrogante, no parecía ser alguien mentiroso.

"Jajaja, no me digas, ¿eres extraterrestre?" – Abe no Seimei exclamó graciosamente.

"Casi, casi, aunque no tengo la piel verde y las antenitas como es de costumbre en la cultura popular"

Yuuma caminó y hasta las gradas de la pagoda principal y se sentó. Luego muró hacia el cielo oscuro y extendió lentamente la mano.

*Wooosh*

En eso, un aura multicolor densa y espesa rodeó la palma de Yuuma, la cual comenzó a deformar levemente el espacio a su alrededor.

Esto sacó una reacción inesperada por parte del sacerdote.

Esta energía que rodeó su mano, si bien era casi similar en color a su energía espiritual, no lo era. Es más, era algo que no debía evocar en su condición actual.

"Podrías catalogarme como alguien que no pertenece a este mundo, pero no soy alguien que provenga de este universo. Mas bien, vengo de un lugar que está en un plano superior"

La reacción de Abe No Seimei fue una que no había experimentado en años, algo que no pensó volver a sentir incluso después de muerto

Y, aunque fue por unas décimas de segundo, Yuuma se percató de este hecho.

Sorpresa, sorpresa total fue lo que el sacerdote sintió.

La sorpresa que el sacerdote experimentó fue por la naturaleza misma de la energía que estaba siendo emitida.

¡Era algo que nunca se había visto en este mundo!

En todos los mil años que llevaba vivo y muerto, Abe no Seimei había interactuado con varios seres sobrenaturales y humanos prodigiosos en el manejo de las energías espirituales de todo el mundo.

Sus conocimientos sobre sintoísmo, taoísmo y folklore del planeta tierra era algo que conocía completamente bien.

Aprendió que los patrones de energía de los seres vivos y los muertos tienen una similitud establecida, una características que siempre se repite en todas las formaciones básicas y huellas de alma.

Pero, a diferencia de antes, lo que sus ojos presenciaban ahora mismo era algo que jamás había visto. Claramente, el patrón de energía no coincidía con nada similar a lo que este mundo poseía.

Ni siquiera el denominado Dios Estrella tenía un patrón de energía tan exquisito y fuera d este mundo. Al menos en los mil años que Abe no Seimei tenía de existencia, nunca había visto una energía tan pura, compleja y enigmática.

La reacción de sacerdote no era para menos, pues es como si a un científico humano le mostraras un código genético con más de cuatro pares de bases, algo tácitamente fuera de este mundo.

Además, aunque no había interaccionado directamente con esa energía, en el fondo de su ser podía sentir una pequeña sensación de peligro. Era como si una alarma instintiva le dijera que si se acercaba tontamente, podría sufrir un daño mortal.

En este momento, algo dentro de la mente del sacerdote cambió.

Algo dentro de su muerto e inexistente corazón brotó, como si una flor muerta abriera sus pétalos en respuesta a la luz del sol y al rocío de la lluvia.

¿Curiosidad?

No, lo que estaba sintiendo el sacerdote ahora mismo ya no era curiosidad, era algo más.

Algo que nacía desde lo profundo de su ser, un deseo de conocimiento, un deseo posesivo al querer monopolizar algo nuevo.

Esta sensación no la había sentido desde que estaba vivo, por lo que fue como si volviera a los días en los que disfrutaba de aprender, conocer y acaparar todo el conocimiento que podía abarcar. 

El quería saber más, mucho más sobre esta energía.

Abe no Seimei no respondió ni dijo nada inmediatamente, solo se quedó mirando la danzante energía en la mano de nuestro protagonista sin mostrar siquiera emoción algunas en su rostro.

Por un momento, una especie de tensión se posó en el aire.

*Wooosh*

No obstante, los ojos de Abe no Seimei se movieron cuando Yuuma hizo que esa energía desapareciera de su mano, la cual escondió disimuladamente entre los pedazos de ropa que aun vestía.

"Como vez, esto no es fanfarronería, es algo que supera cualquier cosa que puedas encontrar en este planeta. Si supieras cual es verdadero significado de esta energía, entenderías porque tengo tanta confianza en poder matar a ese Dios Estrella"

El sacerdote solo miró al sujeto frente suyo en silencio, mientras lo analizaba con una óptica completamente diferente.

Desde que Yuuma llegó Kioto, el sacerdote lo estuvo vigilando ya que manifestaba una gran cantidad de energía espiritual, casi en igual cantidad a la que cualquier divinidad local pudiera tener.

No obstante, a pesar de su forma versátil para usas dicha energía espiritual en batalla contra seres realmente poderosos como Shuten Douji, Yuuma solo mostró el uso de una energía multicolor tenue, con patrones un poco complicados, pero enteramente humano.

Pero esta nueva energía, aunque tenía el color similar, era completamente diferente.

"Bueno, parece que esa energía es… especial" – Abe no Seimei suspiró – "Pero no se si eso servirá para acabar con Taisai Seikun, ¿Qué es lo que se supone que hace?"

"Si quieres saber cómo funciona, deberás darme algo más que solo unos consejos sobre mi objetivo" – Yuuma sonrió levemente, se puso de pie estiró los brazos como si estuviera cansado – "Quien sabe, quizás podría enseñarte a manifestar esta energía e incluso llegar a dominarla"

"Una oferta interesante" – el sacerdote respondió con una sonrisa irónica – "¿Qué se supone que quieres? Como ves, solo soy un alma, no tengo nada para ofrecer"

"No me caería nada mal un poco de ayuda el día de mañana. Si me das una mano, no tendría problema en revelarte más de este secreto. Claro, siempre y cuando te interese"

Yuuma comenzó a caminar con dirección a la salida del templo relajadamente.

"Por ahora quiero descansar. Si quieres hablar, sabes donde me quedaré. mañana iré a ver a ese enano pervertido, descansa~"

Abe no Seimei giró la cabeza y se quedó mirando la espalda de Yuuma mientras este se alejaba del templo, hasta ya no verse más. Se quedó mirando es esa dirección y pensando profundamente.

.....

 

(Media hora antes – hospital central de Kioto)

En una habitación de hospital, una chica de cabello rubio dormía sobre una cama.

Su semblante, aunque era hermoso para una chica en la flor de su juventud, tenía una especie de aura demacrada, como si estuviera sufriendo en sueños.

A un lado de la cama, sentado sobre una silla, un hombre miraba detenidamente y en silencio como la chica dormía.

Tenía una apariencia pequeña, indefensa, como si fuera un niño que no haría nada malo.

No, en realidad, no era indefenso, para nada.

Tenía el cuerpo de un hombre, pero su rostro transmitía una sensación ominosa a quien quiera que lo observara. Una sensación que helaría los huesos de cualquier ser vivo.

Vestido con un kimono blanco, la piel pálida y muerta de su cuerpo le daban una apariencia fantasmal. En su rostro, sus ojos negros como la noche, sin pupilas, harían temblar el alma de cualquier ser vivo.

Un ser maligno, un ser que no debería estar en este mundo.

*Rumble*

De repente, el piso comenzó a moverse como si fuera líquido. Desde esa anomalía, un espectro emergió y se materializó.

Vestía un kimono de mangas anchas, con los bordes grabados en flores, la típica ropa ceremonial de los antiguos sacerdotes sintoístas. Llevaba un sombrero circular, y un velo con un grabado de estrella.

El recién llegado se arrodilló en una pose sumisa.

"Vamos Suzaku, cuéntame, quiero saber por qué esa pequeña mocosa estuvo haciendo tanto alboroto"

"Mi señor… no fue la niña quien estuvo causando todo ese alboroto" – el espectro llamado Suzaku respondió con un tono plano"

"¿Oh? Pero se supone que esa mocosa fue la que vino hoy con sus dos amigos, eso fue lo que me dijiste temprano ¿verdad?"

"Si, bueno, quiero decir, no sé lo que ocurrió exactamente en la represa… pero lo ocurrido en el santuario Kubizuka Daimyojim definitivamente fue obra del hombre que vino con la niña"

El Dios estrella se giró y miró a su subordinado detenidamente.

"¿El mocoso con la mano maldita hizo todo ese alboroto?"

"No mi señor, no fue é, es otro humano, alguien demasiado poderoso" – Suzaku respondió solemnemente – "Este humano luchó y… destruyó por completo a Shuten Douji, si siquiera sufrir daño alguno"

El Dios estrella alzó una ceja al escuchar estas palabras.

Para seres de este tiempo, el nombre de Shuten Douji quizás no signifique mucho, pero para alguien de su antigüedad, ese nombre tenía una gran significado.

Shuten Douji, el mítico general Oni, un ser que aterrorizó a Japón hace más de mil años, un poderoso mounstro capaz de llevar el caos y la perdición a sus enemigos.

"¿Es alguno de los nuevos Onmyouji?" – el Dios Estrella preguntó.

"No, no es alguien que esté entrenado en el espiritismo sintoísta… pero es un joven humano con una cantidad de energía absurda, la suficiente como para dominar al legendario monstruo sin problemas"

El Dios estrella sabía que Shuten Douji, si bien era fuerte, no estaba a su nivel. En una confrontación directa, podría matarlo si se lo proponía. Incluso ese cobarde espíritu Onmyouji que se oculta en su templo podría matar Shuten Douji.

No obstante, ambos tenían el poder de un Dios, la cantidad de energía espiritual que adquirieron a través de los miles de años que pasaron en este mundo.

Sin embargo, su subordinado era alguien que no se equivocaría al analizar a un ser humano y diferenciarlo de un ser espiritual. Del mismo modo, energía absurda no es algo que usaría a la ligera.

Es por ello que, un humano con la capacidad para matar al legendario general Oni debía tener una cantidad de energía de, por lo menos, una divinidad, algo físicamente imposible, pues su cuerpo mortal no podría soportarlo.

Pero, al parecer, un humano así existía.

"¿A quién trajiste pequeña niña para enfrentarme?"

El Dios Estrella sonrió, pero su sonrisa no era de alegría o burla, sino más bien era de ira, lo que consideraba sería un juego, al parecer había subido de nivel.

No sería idiota para ignorar a un ser tan poderoso entrando en el campo de batalla.

"Asi como ella quiere usar seres poderosos, yo también puedo conseguir peones que me sean útiles" – el Dios Estrella alzó su mano y un nuevo espectro emergió del suelo.

"Tenku, tu irás al templo del oeste para liberar al demonio que tienen aprisionado ahí, podremos hacer uso de su fuerza. Suzaku, ve al parque Fukimura y captura las muñecas de esa anciana, también la usaremos como una pieza de ajedrez. Esperen a mañana cuando les de la orden para ejecutar todo"

"¡Si mi señor!" x2

A<Con una movimiento firme, los dos subordinados desaparecieron de la habitación, dejando todo nuevamente en completo silencio.

"Jejeje… mocosa engreída, ya no seguiré tu juego, mañana te matare a ti y a cualquier humano que esté de tu lado"


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