"¡¿Puedes ayudarme a eliminar una maldición?!" – Touko exclamó con gran ímpetu.
"¿Eh?¿Maldición?"
De todas las cosas que Yuuma esperaba escuchar, el que le pidieran eliminar una maldición no era algo que espera escuchar.
De lo poco que sabía sobre los espíritus y seres paranormales, nunca había visto presenciado algo relacionado con una maldición.
"¡Si, una maldición!" – Touko exclamó – "Es el efecto que se manifiesta sobre una persona debido a la acción del resentimiento de un fantasma o de espíritus realmente poderosos. Los efectos de una maldición pueden ser variados, desde simples efectos, hasta incluso la muerte "
"¡¿L-Los fantasmas pueden maldecir a las personas?!" – Hana se puso un poco nerviosa.
¡Justa hace unos instantes ella estaba decidida a luchar contra estos seres, y ahora se enteraba de que los fantasmas podían maldecir!
¿Eso quería decir que en el futuro ella posiblemente podría ser maldecida?
Sin embargo, su nerviosismo se desvaneció al sentir como una sensación de seguridad invadió su cuerpo luego de que Yuuma le tocara el hombro.
"Tranquila Hana, mientras yo esté aquí, nada le hará daño a ti o a Miko"
"Entiendo… gracias sensei"
Hana no sabía por qué, pero decidió creer en las palabras de Yuuma, calmando su agitada mente.
Cuando Miko decía confiar en Yuuma, Hana no lo entendía del todo, pues no sabía que le daba esa seguridad a su amiga para confiar en su sensei. Sin embargo, ahora parecía entender un poco esa confianza que Miko tenía en él.
Yuuma soltó a Hana y caminó en dirección de la mujer de mediana edad – "Entiendo el significado de maldición, esa no es mi duda, sino más bien, nunca he estado frente a una, no he tratado a nadie con una maldición"
Touko pareció desanimarse un poco al escuchar estas palabras, pero inmediatamente se recuperó, pues recordó que este chico no tenía ni un año relacionado con el mundo sobrenatural, por lo que era entendible que no supiera sobre las maldiciones.
"Esta es una maldición causada por un espíritu maligno hace un poco más de dos años" – la sacerdotisa caminó hacia un armario, abrió un cajón y sacó una fotografía – "Esta es la lesión que le causó a mi nieto"
En esa fotografía se venía una mano derecha, la cual tenía un aspecto espeluznante. Se podía ver múltiples protrusiones filiformes, como si fueran finos hilo, saliendo desde la piel de la mano. No eran vellos, pues su color era blanquecino amarillento.
"Estos son…"
"Nervios, son terminaciones nerviosas, o lago similar a ello" – Touko respondió con un poco de pesar – "Una doctora a quien ayudé en el pasado, especialista en anestesiología, me confirmó que esas proyecciones tiene las mismas características de los nervios del cuerpo humano"
Yuuma alzó una ceja ante esta información.
"Al parecer, la maldición en la mano de mi nieto se trata de hacer crecer esas vellosidades para hacerle sentir un gran dolor, pues son demasiado sensibles. Lo bueno de esto es que solo están restringidas a su mano derecha, pues si hubiera sido como esas maldiciones de antaño… ni siquiera quiero ni imaginarlo"
"¿Las maldiciones causadas por los espíritus son tan malas?" – Yuuma preguntó.
"¡No tienes ni idea! Si bien la que tiene mi nieto no es muy grave, algunos espíritus pueden causar una muerte horrible en cuestión de segundos, incluso si eres alguien muy versado en el tema"
La sacerdotisa le entregó la foto a Yuuma, luego caminó frente una especie de altar.
En ese altar se encontraban muchos adornos, sellos y accesorios, pero lo que más destacaba era una katana, una espada tradicional japonesa. Touko tomó dicha espada y caminó de regreso hacia el joven para enseñársela.
"Yo he estado tratando a Keitaro con la espada sagrada de Awamiya, pero el poder que esta espada contiene no es suficiente como para eliminarla por completo, pues la maldición le pertenece a un espíritu muy poderoso"
Si fuera en otra ocasión, Touko no le mostraría tan a la ligera el tesoro más sagrado de su templo a una persona que acaba de conocer. Sin embargo, el muchacho frente suyo no era cualquier persona.
Además, aunque odiara admitirlo, la energía con la que ella imbuía la espada todos los días era insuficiente como para reponer el poder místico de los tiempos pasados. Si no fuera su dedicación al templo, esa espada actualmente solo sería un objeto meramente decorativo.
Es por ello que, como si fuera una muestre de confianza y gratitud, ella le entregó la espada, quizás él podría encontrarle una buena utilidad.
*Ding, ding, ding*
[Objeto mágico detectado de baja calidad]
[Espada sagrada Awamiya. Según la mitología del mundo del cual proviene, esta espada fue forjada durante el periodo Heian e imbuida con la energía de un dios errante. Actualmente el poder divino que la espada contiene es minúsculo, siendo suficiente para espectros clasificados de Rango Inferior]
[¿Desea recargar la energía?]
Justo cuando Yuuma tonó la espada, el sistema le mostró información sobre dicho objeto.
'Vaya, no es de esperar que esto no haya servido contra esa maldición' – pensó Yuuma con curiosidad - 'Aunque, decir que solo puede afectar a espectros clasifiacados de Rango Inferior... eso es interesante'
Desde que llegó a este mundo, comenzó a experimentar muchos con los espectros y espíritus de su alrededor. Ver cuanta energía podían soportar antes de implosionar, ver cuan resistentes son de acuerdo a la fuerza que podían recibir antes de ser despedazados, saber que les sucedían si modificaba sus Núcleos de Alma.
No obstante, en el tiempo que llevaba en este mundo, Yuuma no había ideado un sistema de clasificación con el cual catalogarlos, pues no había surgido alguna necesidad.
Todos los espectros con los cuales se había encontrado eran, en términos simples, muy débiles como para darles una clasificación.
Ahora parecía que las cosas se estaban volviendo un poco diferente.
Y es que, ahora sabía que existían espíritus o fantasmas que podían causar Maldiciones, cosa que nunca había visto.
Además, de las palabras de Touko podía deducir que las maldiciones no solo eran capaces de generar maldiciones tan características como la causadas a la mano de su nieta, sino cosas mucho, mucho peores, incluso a los que en teoría luchan contra las maldiciones.
Esto llamó más su atención, así que lo anotó mentalmente para investigarlo después.
Yuuma comenzó a caminar hacia donde se encontraba Miko, quien era ajena a esta conversación, pues estaba concentrada en manipular su energía vital.
Llegó y tocó el hombro de Miko.
"¿Eh?"
Miko perdió la concentración y abrió los ojos. Lo primero que vio fue la sonrisa de su sensei, a lo que ella respondió también con una sonrisa. Rapidamente se lanzó contra él y lo abrazó.
"Gracias sensei" – Miko murmuró mientras se aferraba a Yuuma.
"Te prometí que te ayudaría ¿verdad?" – el muchacho acarició el cabello de la chica – "Pero sabes que esto recién empieza, así que debes dar todo de ti para lograr tus metas"
Miko asintió ante estas palabras.
Yuuma soltó a su alumna, giró y se enfrentó a Touko – "No sé si mi poder pueda eliminar una maldición, pero con gusto te ayudaré"
"¿Eh? ¿Maldición?" – Miko murmuró confundida.
"Shhh, parece que la sacerdotisa quiere que sensei le ayude con algo relacionado con una maldición, lo que pasa es que…" – Hana se acercó a la chica de ojos dorados y le susurró a su amiga.
"¡¿De verdad?! ¡Muchas gracias Yuuma-kun!" – Touko mostró un semblante emocionado, algo que no había hecho en muchos años – "¡Iré a llamar a mi nieto!"
La mujer de mediana edad salió rápidamente de la habitación.
"¡¿Existen espíritus poderosos capaces de maldecir?!" – después de un tiempo en silencio, Miko exclamó.
"¡Sí!¡Es una locura! ¿No lo crees? pero no te preocupes, sensei me prometió que no importa lo que pase, el nunca dejará que nos lastimen" – Hana respondió con un ligero tono confiado.
Miko se giró y miró a su sensei con algunas emociones en conflicto.
Gratitud, confianza, apego… y otras más que n entendía en este momento.
"Jajaja, esa actitud me gusta Hana" – Yuuma sonrió – "Ven, creo que es hora de que llevemos a cabo lo que te prometí"
"¡Mmm! ¡Hagámoslo!"
Hana dejó a su amiga y caminó frente a su profesor, y del mismo modo que Miko lo hizo, ella también se sentó en una posición meditativa, con las espalda hacia Yuuma.
"¡Sensei!" – la chica de ojos dorados se sorprendió – "¡Hana!¿Que estás haciendo?"
"Miko, gracias por pensar en mí y hacer todo esto para ayudarme, pero no dejaré que lo hagas todo tu sola. Se que no soy muy inteligente, pero quiero apoyarte en todo lo que pueda ¡no quiero ser una carga!" – Hana sonrió a su amiga –"Al igual que tú lo dijiste, tranquila, todo estará bien, yo confío en sensei"
Miko estaba a punto de refutar, pero las últimas palabras de su amiga la dejaron sin posibilidad de decir algo más.
Luego de ello miró a su sensei, la persona en la que más confiaba en estos momentos, dándole una señal de afirmación y transmitiéndole una especie de seguridad tacita.
Miko no dijo más, y solo asintió con la cabeza.
"Bueno Hana ¿estas lista?"
"¡Si profesor, estoy lista!"
*¡Wooosh!*
¡De repente, y al igual que con Miko, una especie de circulo luminiscente con múltiples patrones apareció por debajo de donde estaba sentada la chica de cabello naranja!