Perspectiva de azar
Mientras salía del castillo de Iván, la frustración y la ira me roían. Las cosas no habían salido como planeaba, de ninguna manera como yo quería. ¡Eran todos unos tontos, todo el grupo! Mi medio hermano, con sus formas astutas, me había superado una vez más.
Aprieto los puños, mi mandíbula tensa de ira mientras avanzo por los terrenos del castillo. El sol se estaba poniendo, tiñendo de un tono dorado las antiguas piedras y los exuberantes jardines. Pero no presté atención a la belleza que me rodeaba, mi mente consumida con pensamientos de venganza.
Me juré a mí mismo que no dejaría esta traición sin castigo. Les mostraría a todos que no soy alguien con quien se pueda jugar, que soy una fuerza a tener en cuenta.
—¿Cómo se atreven a burlarse de mí así? —pensé para mí mismo, sintiendo la ira que empezaba a consumirme.
Pero lo que más dolía era la traición de Arianne.