PUNTO DE VISTA DE ARIANNE
—No creí que fuera posible que los hombres lobo contrajeran un resfriado, pero, por desgracia, era muy posible. Bueno, era inevitable considerando la forma en que me senté en el frío hasta que sentí como si mis extremidades pronto se congelarían y se caerían —admití mientras caminaba por el castillo—. Finalmente logré volver a entrar en la calidez dentro del castillo. No porque quisiera, sino porque tenía que ser considerada con Ivan. Tenía una reunión del consejo y no podía permitirse aparecer enfermo. Pero en realidad, pero aún así acabó enfermo.
—Esta mañana ambos nos levantamos resfriados —recordé. Miré a Ivan, pero él sólo se limitó a sonreírme quitándole importancia para que no me culpase a mí misma—. Yo no me culpaba a mí misma ni sentía lástima por él. Era su culpa haberme seguido cuando le dije que no quería compañía. Además, él se iba a recuperar al igual que yo.