¿Cobardía?
El señor Langmore me miró fijamente con una sonrisa burlona en su cara. Parecía saber lo mucho que me afectaban sus palabras. ¿Cómo se atrevía a llamarme cobarde cuando no sabía exactamente qué me pasaba? ¿Cómo se atrevía a llamarme maldito cobarde? Gruñí ante el pensamiento, podía sentir cómo crecía mi rabia dentro de mí.
—¡Arianne!
Me volví para mirar a Iván, que estaba quitando la flecha que estaba alojada en su espalda. —¡No le escuches! ¡Quédate donde estás!
—¡Oh, solo es cuestión de tiempo antes de que lleguemos a ella! —dijo el señor Langmore burlándose de Iván, quien lo gruñó.
Gruñí bajo también. El señor Langmore se volvió hacia mí con una mirada de diversión en su rostro. —Estás gruñendo, una señal de que estás enfadada, ¡pero no puedes hacer nada al respecto!
—¡Cállate Langmore! —le gritó Kiran.
—¡No le hables a ella! —Iván le gritó mientras combatía a más guardias que levantaban sus espadas en él.